LA CACERÍA DE MI ESPEJO

Autor: Santiago @themountainchallenge
Todas las tardes algunos jóvenes de la comunidad se reunían en la casa madre, allí preparaban su medicina de mambe (coca dulce) e iban aprendiendo al lado del abuelo, practicaban cantos, oraciones, remedios, le consultaban consejos al sabio hombre; despejaban dudas de las misteriosas marañas de la vida, todo apuntaba a encontrar la forma de desarmar el nudo que no permite disfrutar el néctar puro de la felicidad. El abuelo sonreía y con agrado los llevaba a descubrir las respuestas, dándoles las herramientas para encontrar la forma de despejar la manigua y ver con claridad el reflejo del Ser que conlleva a la verdadera felicidad.
Sumido en la ambición del querer tener poder, de descubrir algo más allá, con la creencia de que ese algo me daría fuerza sobrenatural o dones de adivinanza y control de los elementales, me estaba perdiendo en la maraña de la selva, el ego mismo fantaseaba en tan asombrosos descubrimientos y cada vez más se encerraba el Ser puro, la locura se manifestaba como un personaje cuerdo, la polaridad aparecía y la mente saltaba de un lado a otro creyendo tener el control de todo, creando un mundo de fantasía que parecía brillar pero realmente adentro estaba lleno de espesos bejucos; me estaba perdiendo en mí mismo, el ego estaba absorbiendo toda la belleza, se alimentaba de rabia, de orgullo, de ambición, los consejos solo pasaban como un zumbido en el oído, no prestaba real atención, el ego me hacía creer que podía con todo; todo lo que pensaba aparecía pero así mismo se desvanecía, no estaba siendo feliz, era un estado de felicidad construido por la misma mente para así mantener al Ser sumido en una gran mentira que no dejaba ver el corazón que todo lo crea.
Un joven, en una noche de luna llena, me convido a cazar y sin dudar el ego respondió de una forma atrevida, creyendo tener el poder de arrebatarle la vida a lo que se apareciera en la espesa manigua, me dejé llevar del impulso y preparé lo necesario para salir en la pequeña balsa, ahí empezó la trama, el ego cayó en el miedo a la inmensidad de la selva, ya se estaba arrepintiendo, pero había algo más profundo que me decía que continuara, pues allí debía estar. Comenzamos a remar contra la corriente del imponente rio, bajaban troncos enormes que sacudían la balsa, pero aquel joven tenía la convicción de continuar la marcha para adentrarnos por un canal de aguas mansas, el recorrido por el enorme rio parecía interminable, la angustia trataba de derrumbarme pero ahora empezaba a identificar el falso ego, gritaba tratando de convencerme, pero el silencio profundo era más fuerte, llegamos al canal y en la mente cesó el ruido, ahora se escuchaba más clara la selva, podía observar ojos brillar por todas partes, percibía como latía el corazón, pasaban animales asombrando, asechando, el miedo se iba desvaneciendo y así mismo el ego, ya no había nada que imaginar, nada que crear. De repente alumbré hacia la orilla y vi un par de ojos enormes brillando, era un venado, sentí su noble presencia y de inmediato el joven se alertó y dirigió la balsa hacia la orilla, tomó la escopeta y sin basilar le apuntó al noble venado y le disparó justo en el torso, el animal emprendió la huida y el joven se lanzó de la balsa como un tigre, tomé un machete y de repente estaba parado a unos metros frente al venado, el joven me hizo señas de mantener la calma, cargó su escopeta y de nuevo le disparó, pero este seguía firme, los balines del arma hechiza parecían no afectarlo, el joven en el afán de concretar la cacería regó toda la pólvora en el húmedo piso, me hizo señas para que nos regresáramos, pero al ver al animal herido le dije que tenía un machete, el joven sonrió y me dijo que mi labor en ese momento era enfrentar al animal; simplemente me entregué al momento y empecé a caminar sigilosamente hacia él por un costado mientras que el joven alumbraba con la linterna el salvaje rostro, faltaban unos pocos metros y el venado volteó su rostro hacia mí, nos observamos de frente, el tiempo pareció detenerse y el espacio desvanecerse, me vi reflejado en sus ojos, el sentimiento de sevicia, de pretender tener el poder de acabar con la existencia de un ser ya había desaparecido, ahora me daba cuenta que el animal se estaba entregando con nobleza y que no me quedaba más opción que acompañarlo a la muerte, que en realidad es un paso más en el ciclo, es una transformación inevitable.
Ahora me estaba enterando que quien creía ser, simplemente era una construcción de ideas y creencias, ahora cargaba en los brazos el cuerpo de un venado que se había entregado así mismo para proporcionar el alimento a la comunidad, más allá del juicio, implica comprensión y darnos cuenta que es el ego el que nos tiene destruidos. La ambición y la fantasía de la mente ha destruido las selvas, los mares, las montañas, los ríos, pero ahora estamos despertando, es tiempo de mirar adentro y cazar el espejo que ha tratado de apoderarse de este hermoso planeta que compartimos.
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